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La existencia no implica distancia (Misión D: Tsubo Inuzuka) User14copia

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Gabrel

Gabrel
Genin
Genin
Gabrel se había asentado, pero andaba escaso del dinero que requería para una cómoda estadía, con lo cual fue al pedido de una misión, la cual se la dieron bajo la tutoría de un Chunnin, un tal Tsubo Inuzuka. Aceptaría aquello, apenas había sido nombrado Gennin y todavía no había develado, ni para sí, sus habilidades en el Ninjutsu.
Así que simplemente se dirigió a la zona comercial, donde se encontraría con el otro ninja, y luego daría lugar esa misión de la cual poco sabía, de la cual bien no entendía por qué era una misión ninja.

Tsubo Inuzuka

Tsubo Inuzuka
Chunin
Chunin
Esta recuperandome de mis quemaduras en el hospital hasta que el llamado al deber me hizo despertar de mi letargo, fue una de las enfermeras de las que me atendia, la que me desperto y me dijo que era un mision sencilla para ayudar a un gennin que necesitaba una especie de equipo, cosa que me desperto algo de curiosidad, ya que hacia demasiado tiempo que no venia a mi antiguo equipo, desde la tragica caida de mi amada hermana.

Sali con las vendas y algun unguento puesto entre mis ropas hacia el punto de reunion, que por el pergamino era el centro comercial y suspire al divisar a mi futuro compañero, colocandome a su lado y palmear levemente su hombre- oeee tu debes ser el gennin que debo ayudar no? mhhh veamos segun el pergamino deberiamos encontrar al señor Tsume en la joyeria y segun dice aqui es algo urgente y privado- le comente a este, rascandome de manera distraida una de mis lupinas orejas y bostezar por lo bajo al igual que mi lobo Aizen, quien siempre estaba a mi lado ante todo- mhhh que modales los mios wann me llamo Tsubo y el es Aizen mucho gusto joven...- le dije sin completar la frase esperando que la contestace y con rapidez, ya que ya habia divisado a nuestro cliente entra a la joyeria.

Gabrel

Gabrel
Genin
Genin
El populacho iba y venía, la gente hacía sus compras y las mujeres abarrotaban el umbral de las tiendas. Era algo normal en una zona comercial, pero Gabrel no era parte de ella. Esperaba a su asesor, a ese Chunnin, miembro del Clan Inuzuka. Se paró mientras se dedicaba a pensar una forma más cómoda de sostener la banda de Sunagakure, la cual, tras desajustarla un poco, cayó hasta el cuello, donde la ató con menos fuerza y, finalmente, decidió dejarla allí.
No sabía cómo era el hombre al que esperaba, tampoco tenía demasiado interés, pero al ser nuevo en el mundo de los Shinobi, tendría que aprender y encontrar un medio para su ascenso, un medio rápido y beneficioso; simplemente, se apoyó contra una de las paredes del sector joyero, dónde los vendedores de joyas y artículos de gran valor vendían sus reliquias. Y se dedicó a esperar.
Cerró los ojos y dejó que el tiempo pasará, pero pronto alguien le tocó el hombro y Gabrel abrió rápidamente los ojos para encontrarse con ese joven muchacho de blancos cabellos y de piel platinada. “Supongo que éste es el Inuzuka… aunque se ve que es más joven que yo, me pregunto ¿cómo se habrá hecho Chunnin?”, pensaba mientras lo seguía. Escuchó los detalles con sencillez, “No pierde tiempo”, y pronto lo siguió en el camino a la joyería. “Tiene un comportamiento extraño y su apariencia por igual, esconde algo… pero lo que me extraña es que también tiene rasgos animales… aunque esta vez lo puedo asociar a un perro, o tal vez… ¿un lobo?”, deducía en silencio mientras su rostro en calma se mantenía.
Al presentarse, Gabrel se limitó a responder:
Y mi nombre es Gabrel, mucho gusto –la voz sería con la que había interactuado con la Kazekage volvió a surgir, parecía ser su voz, a pesar de que en su mente era una muy distinta… una más clara, cálida, ideal. Pero sin hacerse esperar, le dio permiso para continuar–. Entremos.

Tsubo Inuzuka

Tsubo Inuzuka
Chunin
Chunin
Le sonrei de medio lado al escuchar su nombre y revolvi tenuemente su cabello, a pesar de sentir que el era un poco mayor a mi o eso intuia, seguia siendo parte de mi aldea y por lo tanto debia ser respetuoso para con el - mucho gusto gabrel.kun y si ya vamos no tengas apuro es un mision muy sencilla al parecer - buje por lo bajo, abriendo un poco mi camisa y desajustar un poco las vendas ante la mirada del gennin, pero poco me importaba por ello y entramos a la joyeria.

En el interior, el Señor Tsume estaba un poco alterado alternando la mirada hacia nosotros y al dependiente de la joyeria, por su tono palido y el aroma a sudor leve, supuse que estaba algo mucho nervioso - he de imaginar que usted es el que pidio nuestra ayuda no? - dije en un tono serio, cambiando mi tono amable a uno muy serio al igual que mis expresiones como mis caracteristas animales, y el señor nos explicaba sobre su contra tiempo como tambien el regalo que debia entregarle a su novia, le entrego la foto de la novia a el joven gabrel y se retiro del lugar- wannn gabrel.kun dijo que nos dara tiempo pero debemos hacer un regalo de bodas - le dije seriamente viendo que el menor miraba como perdido la foto de la dama, y suspire de lado viendo que Aizern esperaba fuera del local, ya que como decia el cartel de la entrada, no se permitian animales.

Gabrel

Gabrel
Genin
Genin
Gabrel no dijo nada al sentir como el muchacho le sacudía el cabello azulado, el cual a pesar de ser despeinado y limpio, era realmente áspero. Sin más, vio las vendas que el Inuzuka portaba en su torso, venía de una batalla o de una injuria grave, pero éste parecía sanar rápidamente. No diría nada al respecto, ni le interesa, era algo normal después de todo.
Cuando entraron a la tienda se encontraron con un hombre que, por su aspecto daba señales de tener una vida de excesos y su vestimenta daba a entender su dinero, deslumbraba el lugar con las gotas de sudor brillando en su rostro. No había dudas de que era el pez gordo que se casaría y que, olvidándose de lo importante, tenía que comprar un regalo a su futura esposa. “Excusas”, fue la palabra que surgió en la mente de Gabrel al escuchar los pretextos que daba a entender del por qué no podía encargarse él mismo, pero, una vez terminó de hablar y le entregó una fotografía de su prometida, salió rápidamente de la tienda.
Al mirar a la fotografía, Gabrel se sorprendió, cada día le sorprendía más la humanidad. El hombre, de aspecto adinerado, relleno y con un bigote que no le quedaba bien, contrastaba completamente con el aspecto de su prometida, una joven de no más de veinticinco años, de esbelta figura, cabellos negros y ondulados, con unos ojos perlados que daban noción de calma y paciencia. Pero eso no era para lo que estaba él allí, tenía que elegir un regalo… un regalo, nunca había decidido por uno de ellos y era algo realmente fuera de su experiencia. Simplemente se limitó a adentrarse en su mente, buscando la respuesta.
Pero se detuvo de repente y levantó la mirada, mirando a su alrededor. Veía cada joya con detenimiento por no más de tres minutos, para luego pasar a la siguiente. Buscaba algo perlado y, sin más, al encontrar un hermoso collar de plata con una perla incrustada en forma de joya, le habló a su acompañante.
-Éste es… -y señaló sin más el collar, mostrándole la fotografía.

Tsubo Inuzuka

Tsubo Inuzuka
Chunin
Chunin
Suspire de medio lado por las inexpresiones que tenia el menor para conmigo pero no iria a quejar de el, ya que, en algun momento fui casi parecido a el en mi vida como "gladiador", sacudi distraido mi cabeza ya que habia escuchado la voz del menor y me sorprendi por el regalo que habia escogido este, le sonrei y acaricie nuevamente su cabello en forma de felicitacion- genial excelente gusto gabrel.kun- le dije algo amenamente y pagando con el dinero que nos habia dado el otro hombre, y llevandonos el regalo al vejestorio.

Suspire de medio lado al ver la gran mansion en la que vivia pero le reste suma importancia, era un shinobi y las cosas materias no importaban dado que nuestras vidas generalmente pendian de un hilo, golpee su puerta y quien me habia recibido era la joven prometida, le sonrei de medio lado y le pregunte por el jefe de la casa, esta lo llamo y sin que esta lo viera, le deje el regalo envuelto con una fina tela de seda blanca dentro de su saco-para la proxima no se olvide - le dije en un tono frio y serio a el, dejandolo algo shoqueado pero eso me importaba poco, llame al joven Gabrel comentandolte de que la mision habia sido terminada.

Gabrel

Gabrel
Genin
Genin
Por una segunda vez, el Inuzuka acarició el cabello del Gennin de pelo azulado que, se limitó a fruncir levemente los ojos como señal de molestia, como medio para ver si el Inuzuka se percataba de ello y que dejará de hacerlo. Sin embargo, parecía como si éste no lo hubiera notado y prosiguieron a comprar el collar y salir del la tienda.
-No es mi gusto… yo no usaría algo como eso, pero… los regalos no son para uno, así, uno tiene que pensar como el otro e idear el mejor regalo que esa persona pudiera desear, sintetizando las opciones por la apariencia de la persona a la que se debe… en resolución, la prometida de aquel hombre tiene unos ojos distintivos, unos ojos de un color perlado, un azul realmente agrisado, de una rareza muy pura. Por esa razón la perla es la mejor opción y, al ser un hombre adinerado el que debe regalarlo, no creí mejor opción que algo con clase… en este caso un collar, es de conocimiento universal que las mujeres aman las joyas, entre las que destacan los collares –Gabrel dio una explicación lógica sin detenerse por un segundo, sólo con pausas claras y aclaraciones necesarias; no esperaba que el Inuzuka lo entendiera, pero vio necesario de hacerlo.
Al llegar a la casona que parecía pertenecer a una dinastía realmente antigua y actualmente era del futuro esposo de la joven mujer, simplemente se aisló y se quedó a un lado, permitiendo que el Inuzuka hiciera la entrega. Luego de unos minutos fueron atendidos por la misma mujer de la fotografía y su esbelta belleza demostró que Gabrel no se equivocaba, la imagen mental de ésta con el collar dio gusto de saber que no se equivocó.
Luego de que el Chunnin de rasgos caninos hiciera la entrega y volviera a salir, se dispuso a retirarse, dando por concluida la misión. Ahora entendía cómo debía comportarse en una misión con compañeros y, a pesar de ver que los rasgos distintivos en los Shinobis son obvios, no se maravilló en lo absoluto con esto… de ahora en más preferiría trabajar en solitario.

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