¿Sueño? Por favor, Hyou ahora tiene mucho sueño, pero como siempre los carteros interrumpen su “paz” para dormir, y nunca lo dejan dormir en silencio. ¡TOC TOC TOC! El cartero estaba un poro furioso porque nadie iba contestar la puerta, pero al igual que el cartero está furioso, Hyou también lo está porque nunca lo dejan dormir más de ocho horas. Quédate aquí pequeño le dijo al pequeño conejo que se la pasa alrededor de la casa del Ryusaki, y él siempre encuentra un pequeño hueco para entrar. Como Hyou no tiene nada en contra de ese pobre animal, lo deja pasar. ¿Hay alguien aquí? preguntó el cartero, haciendo que el Nara perdiera un poco la paciencia. Voy…, dijo para el cartero, pues ya casi estaba en la puerta de su casa. Aquí tiene dijo el cartero cuando abrió la puerta Gracias, agarró la carta el Nara mientras cerraba la puerta de la casa. Una misión… hace poco había hecho una un poco difícil, pero no imposible. No me dejan descansar… pensó el Ryusaki cuando agarró al conejito y lo dejo en la sala de su casa para que se pudiera divertir. Abrí la carta par leer la misión de rango C. No será difícil habló el Nara cuando abrió la puerta y salió de su casa para dirigirse a los Pasadizos bajo el agua, es decir los Túneles submarinos.

¿Dónde estarían?, es decir… ¿En Ame o en los Túneles Submarinos? Preguntas que por ahora no había respuesta, era una incógnita. El Ryusaki empezó a caminar por toda la ciudad, para ver si se encontraban esas personas molestando al pueblo de Ame. ¡Ayuda! Un grito descomunal se escuchaba en la calle ¡Socorro! seguía gritando la pobre víctima esas dos palabras. Rápidamente el Nara corrió rápidamente a donde se encontraba la mujer que estaba gritando, aunque cuando llegue el Ryusaki podía ser algo tarde. La gente corría en dirección contraria a la de Hyou, para que no le arrebataran su vida. Cuando Hyou llegó, se estaban llevando a la muchacha, pero antes de poder seguirlos a donde iban, ellos lanzaron una bomba de humo. ¡Diablos!, llegué tarde. dijo el Nara, ahora estaba un poco deprimido el Enano por no poder cumplir su deber como Jounin de la Aldea.


La furia del Nara se notaba a simple vista, debido a que no pudo salvar a la chica, pero Hyou recordó algo, que los ninjas tienen una especie de “guarida” en los Túneles submarinos. Rápidamente el Ryusaki empezó a correr lo más rápido que pudo, o mejor dicho a patinar sobre el hielo de Ame. Estúpido hielo… no me deja correr. dijo el Ryusaki furioso mientras seguía patinando en la superficie fría y resbaladiza, es decir el hielo. No tengo tiempo para hablar… Dijo el Nara mientras pasaba por arriba de la puerta de la Aldea, ahora solo faltaba llegar a los túneles subterráneos. Corriendo y corriendo Hyou se iba acercando más a los túneles. Los ojos del Nara empezaron a cambiar, poniéndose como los de un halcón. De repente se logró divisar a los tres hombres, que tenían a la mujer en sus brazos. Mejor la matamos y vamos por otra persona y seguimos rompiendo las reglas. dijo uno de los tres, para luego agarrar una Katana y... matarla

¿Dolor? Mucho, los tres ninjas “criminales” estaban molestando a una mujer, lo pudo notar el Peli-rojo por su visión de halcón. Luego de que pude notar que la querían matar, empezó el Nara a correr a toda velocidad para impedir que la mataran, por suerte de Hyou estaba a corta distancia, como a unos 30 metros de distancia, pero como el Nara no podía ver muy bien a esa distancia decidió usar su visión de halcón para lograr verlo mejor. Ellos se encontraban a tres túneles de distancia, siendo Hyou capaz de alcanzar a esas personas que merecen la pena de estar en la cárcel. Habían soltado a la mujer, pero esta estaba amarrada por la cual no se podía mover. Movieron el brazo rápidamente para hundir la espada en su cuerpo, en ese momento el Nara dio un salto al aire, llegando a agarrar a la chica y evitar su muerte.


Tranquila, no dejaré que nadie muera. Aléjate de aquí… ¡YA! dijo el Nara un poco furioso, que logró aterrizar bien, por suerte ninguno de los dos sufrió un daño. La joven empezó a correr, saliendo del túnel submarino. Haber perro. Nadie nos quita nuestra presa, oíste… ¡NADIE! Hizo una pausa mientras que los otros dos que no tenían su katana en mano, la sacaban Vayamos a por él dijo el “comandante” de los tres ninjas, mientras los tres corrían en dirección a Hyou, el mismo realizaba una cantidad de sellos, en ese instante aparecieron dos Hyou’s más, estos estaban creados a través de halcones, si uno de ellos fuera golpeado, simplemente se desplomaría en halcones. Nadie molesta a la gente de Ame dijo el Hyou original mientras realizaba una serie de sellos, siendo realista los tres realizaron sellos. La sombra del Hyou real se empezó a estirar, para luego salir y clavarse en las piernas de uno de los ninjas, para ser más específicos el del medio. Uno fuera… luego de decir eso se inclinó y puso sus manos en el piso, saliendo geisers en el suelo del túnel, para llenarse el agua en un metro de alto. En ese momento los dos clones realizaron sellos y lanzaron un dragón de agua (justo cuando lo iban a cortar) que golpearon a los otros dos ninjas. Los tres están fuera. dijo el nara mientras agarraba a cada uno de los ninjas, lo llevarían los tres clones juntos. Luego de salir de los Túneles submarinos, los Hyou’s se fueron a la cárcel de Ame, dejándolos ahí para que los interrogaran y cumpliera su sentencia. Ahora solo quedaba regresar a casa donde me estaría esperando el animalito que siempre se adentra en su casa. A mitad de camino apareció la víctima del ataque, la cual salvé. Ella al verme salió corriendo hacia mí y me dio un largo abrazo…

Gracias por salvarme buen hombre dijo con amabilidad la mujer que casi muere. Tranquila, para eso soy un ninja, para salvar a la gente indefensa. dijo el Nara mientras la separaba de él. Cuando alguien está en peligro yo tengo que actuar habló nuevamente el Ryusaki. Ya me tengo que ir… gracias nuevamente por salvarme. habló la salvada mientras se iba. Nos vemos, fue el último diálogo para la señorita, ahora ya había terminado su misión e iría al banco a pedir su recompensa.