1 Beautiful gift -Misión rango D- Mar Ago 21, 2012 4:23 pm
Sabaku no Suna
Chunin
El transcurso de los días era lento, desde lo poco y nada que había entrenado la pelirroja yacía en su cama con las manos tras la nuca, la vestimenta desordenada de dormir y su cabellera en iguales condiciones mientras entre sus labios jugaba de un lado a otro con una pajilla. Era el primer día en el que tardaba en levantarse, volteaba el rostro hacia el reloj sobre la mesilla al costado de su cama la cual marcaba las dos menos un cuarto. Suspiraba tranquila y se levantaba, entrando al baño para ducharse luego de dejar la ropa en un canasto. Su vista permanecía hacia abajo, pensaba constantemente en la nada cuando abrió los ojos más de lo normal, dando un repentino golpe con la palma de su mano en su frente. Había pedido una misión y el día actual temprano debía ir por el pergamino correspondiente, ya iba bastante atrasada por lo que no le quedaba más que apresurarse un poco. No mucho tardó en cambiarse de vestimenta y arreglar su cabello a la rápida, dándole la habitual forma por suerte.
Era una persona como las demás después de todo, por lo que no importó que la viesen acelerada corriendo hacia la torre del kazekage, Esperaba algún regaño pero qué más daba, al menos esperaba que le permitieran retirar la misión. Un tanto agitada se detuvo en la entrada para soltar un pesado suspiro, comenzando a caminar hacia el interior del edificio hacia el respectivo despacho donde retiraría su misión. No mucho movimiento, era agradable estar ahí pero mientras más rápido saliera a completar la misión, mejor.
Tuvo ciertos encontrones hasta que pudo retirar la misión, ese curioso pergamino sin mencionar palabra, no le dijeron nada respecto al tiempo y eso fue algo que la consiguió tranquilizar.
Se apresuró a caminar por las calles hasta el primer callejón que encontró, adentrándose en él hasta el centro del mismo, donde le llegase la suficiente luz natural para leer el contenido de ese papel enrollado.
Recargó la espalda en la pared y cruzó una de las piernas frente a la otra, revisando el pergamino con un ligero movimiento de los ojos. El rollo semiabierto cayó al suelo de un momento a otro ¿Qué clase de misión era esa, en especial para Suna? Claro, los encargados de hacerlas no tenían la culpa, pero quizás era una especie de ‘castigo’ por llegar tarde. Fuese lo que fuese desconocía cosas ‘románticas’ siquiera sabía el cómo su padre había conquistado a su madre y eso que él era de igual carácter que la pelirroja, un frío desgraciado peor que un congelador.
Se agachó a recoger el pergamino enrollando nuevamente y guardándolo en el bolso color crema que llevaba amarrado a la cintura junto a la banda con el símbolo de Sunagakure con ligera inclinación hacia el costado derecho.
No tenía la reverenda idea de quién era Tsamu pero lo que sabía es que su trabajo no estaba tan lejos de los locales de comercio que por ahí abundaban. Se asomó a una gran corrida de locales, comenzando por preguntarle a una señora sobre tal hombre la cual era desconocido para ella, siguió preguntando hasta el final de la corrida de locales que abarcaba unas tres o cuatro cuadras, haciendo a Suna sentarse en una caja de madera que alguna vez fue utilizada para cargar alguna que otra fruta o verdura.
Una de las mujeres a la cual le había consultado antes se acercó a Suna, tocándole el hombro a lo cual la pelirroja la observó de reojo, alzando luego el rostro hacia ella. La señora de avanzada edad consultó si Tsamu era a quien buscaba a lo que Suna asintió con un leve movimiento de cabeza.
La señora le indicó a Suna uno de los puestos más solicitados del mercado, a lo cual chasqueó la lengua con molestia luego de agradecer a la señora y acercarse a dicho puesto.
Se acercó por un costado en lo que un hombre realizaba algunas cuentas sus compañeros realizaban lo que constaba de las ventas, parecía ocupado pero Suna solo quería cumplir con lo suyo, realmente estaba frustrada pero lo único que podía hacer era murmurar ente dientes.
-Disculpe... ¿Señor Tsamu?-
Llamó hacia el que volteó al escuchar su nombre, acercándose a Suna.al principio la observó con desconcierto cuando ella le explicó de forma breve a lo que venía.El señor tomó su mano entre las suyas y suspiró agradecido,Suna solo se soltó y con un movimiento del rostro le indicó que la siguiese.Este asintió y la siguió hacia un callejón que había,no debían ver aquello, era parte de la misión por lo que abrió una puerta y a empujones metió a Tsamu, entrando luego de asegurarse que nadie observaba lo dicho para cerrar la puerta a su espalda.
-¿Tiene alguna idea del regalo, señor? –
Preguntó Suna con tranquilidad a lo que Tsamu suspiraba, decía a Suna que el trabajo lo tenía hasta el tope, y los gustos de su mujer eran bastante complejos por lo que lo dejaba todo a merced de Suna. Se retiró y la pelirroja solo tronó sus dedos con molestia, ahora también tenía que escoger ella y para más remate solo tenía menos de una hora.Debía tranquilizarse y salir, esperó un momento impidiendo que fuese vista salir del mismo lugar de Tsamu, apresurándose a alejarse del mercado y observar las tiendas, flores, chocolates, perfumes, nada lindo ni conveniente, considerando que debía utilizar sus propios recursos.
Media hora, que conveniente y aun no se le presentaba nada llamativo, estaba basándose en los propios gustos y era muy exigente en aquello.
Comenzaba a frustrarse más de lo que ya lo estaba cuando se detuvo, una pequeña tienda con una vitrina de cristal estaba frente a ella y sobre seda roja colgantes estaban sujetos, eran collares de piedras que pocas veces se encontraban en esos lados.
Un señor de alta edad estaba puliendo un solitario recargado en la misma vitrina cuando Suna se acercó, el solitario era una preciosa joya de varón y le llamó la atención la manera en que el hombre trabajaba con sus viejas manos.
Suna se dispuso a observar las joyas y entre ellos una destacó, un collar de oro blanco con fina cadena y un zafiro colgando cortado con forma de diamante.
Suna en un comienzo no creía que el hombre lo trabajara, pero no importaba.El precio fue una sorpresa para la pelirroja, sin embargo lo adquirió en una cajita roja forrada por el interior, una cinta amarrada de forma elegante alrededor y sería, simple pero llamativo.Agradeció al anciano y volteó camino nuevamente hacia el mercado, por la hora ya estaba mucho más vacío que antes y estaba a tiempo para regresar y entregar el pedido. Tsamu estaba apresurado y al ver a Suna se acercó con apuro preguntándole por el obsequio, Suna le entregó la cajita y este la entreabrió, sorprendiéndose por semejante. Estaba muy agradecido y lo dejaba de decirle a Suna aquello, conforme sin duda por lo que la misión estaba completa al parecer, la entrega del regalo hacia la prometida de Tsamu no era ya su responsabilidad, pero se sentía tranquila y regreso hacia la oficina para reportar el éxito de la misión.
Era una persona como las demás después de todo, por lo que no importó que la viesen acelerada corriendo hacia la torre del kazekage, Esperaba algún regaño pero qué más daba, al menos esperaba que le permitieran retirar la misión. Un tanto agitada se detuvo en la entrada para soltar un pesado suspiro, comenzando a caminar hacia el interior del edificio hacia el respectivo despacho donde retiraría su misión. No mucho movimiento, era agradable estar ahí pero mientras más rápido saliera a completar la misión, mejor.
Tuvo ciertos encontrones hasta que pudo retirar la misión, ese curioso pergamino sin mencionar palabra, no le dijeron nada respecto al tiempo y eso fue algo que la consiguió tranquilizar.
Se apresuró a caminar por las calles hasta el primer callejón que encontró, adentrándose en él hasta el centro del mismo, donde le llegase la suficiente luz natural para leer el contenido de ese papel enrollado.
Recargó la espalda en la pared y cruzó una de las piernas frente a la otra, revisando el pergamino con un ligero movimiento de los ojos. El rollo semiabierto cayó al suelo de un momento a otro ¿Qué clase de misión era esa, en especial para Suna? Claro, los encargados de hacerlas no tenían la culpa, pero quizás era una especie de ‘castigo’ por llegar tarde. Fuese lo que fuese desconocía cosas ‘románticas’ siquiera sabía el cómo su padre había conquistado a su madre y eso que él era de igual carácter que la pelirroja, un frío desgraciado peor que un congelador.
Se agachó a recoger el pergamino enrollando nuevamente y guardándolo en el bolso color crema que llevaba amarrado a la cintura junto a la banda con el símbolo de Sunagakure con ligera inclinación hacia el costado derecho.
No tenía la reverenda idea de quién era Tsamu pero lo que sabía es que su trabajo no estaba tan lejos de los locales de comercio que por ahí abundaban. Se asomó a una gran corrida de locales, comenzando por preguntarle a una señora sobre tal hombre la cual era desconocido para ella, siguió preguntando hasta el final de la corrida de locales que abarcaba unas tres o cuatro cuadras, haciendo a Suna sentarse en una caja de madera que alguna vez fue utilizada para cargar alguna que otra fruta o verdura.
Una de las mujeres a la cual le había consultado antes se acercó a Suna, tocándole el hombro a lo cual la pelirroja la observó de reojo, alzando luego el rostro hacia ella. La señora de avanzada edad consultó si Tsamu era a quien buscaba a lo que Suna asintió con un leve movimiento de cabeza.
La señora le indicó a Suna uno de los puestos más solicitados del mercado, a lo cual chasqueó la lengua con molestia luego de agradecer a la señora y acercarse a dicho puesto.
Se acercó por un costado en lo que un hombre realizaba algunas cuentas sus compañeros realizaban lo que constaba de las ventas, parecía ocupado pero Suna solo quería cumplir con lo suyo, realmente estaba frustrada pero lo único que podía hacer era murmurar ente dientes.
-Disculpe... ¿Señor Tsamu?-
Llamó hacia el que volteó al escuchar su nombre, acercándose a Suna.al principio la observó con desconcierto cuando ella le explicó de forma breve a lo que venía.El señor tomó su mano entre las suyas y suspiró agradecido,Suna solo se soltó y con un movimiento del rostro le indicó que la siguiese.Este asintió y la siguió hacia un callejón que había,no debían ver aquello, era parte de la misión por lo que abrió una puerta y a empujones metió a Tsamu, entrando luego de asegurarse que nadie observaba lo dicho para cerrar la puerta a su espalda.
-¿Tiene alguna idea del regalo, señor? –
Preguntó Suna con tranquilidad a lo que Tsamu suspiraba, decía a Suna que el trabajo lo tenía hasta el tope, y los gustos de su mujer eran bastante complejos por lo que lo dejaba todo a merced de Suna. Se retiró y la pelirroja solo tronó sus dedos con molestia, ahora también tenía que escoger ella y para más remate solo tenía menos de una hora.Debía tranquilizarse y salir, esperó un momento impidiendo que fuese vista salir del mismo lugar de Tsamu, apresurándose a alejarse del mercado y observar las tiendas, flores, chocolates, perfumes, nada lindo ni conveniente, considerando que debía utilizar sus propios recursos.
Media hora, que conveniente y aun no se le presentaba nada llamativo, estaba basándose en los propios gustos y era muy exigente en aquello.
Comenzaba a frustrarse más de lo que ya lo estaba cuando se detuvo, una pequeña tienda con una vitrina de cristal estaba frente a ella y sobre seda roja colgantes estaban sujetos, eran collares de piedras que pocas veces se encontraban en esos lados.
Un señor de alta edad estaba puliendo un solitario recargado en la misma vitrina cuando Suna se acercó, el solitario era una preciosa joya de varón y le llamó la atención la manera en que el hombre trabajaba con sus viejas manos.
Suna se dispuso a observar las joyas y entre ellos una destacó, un collar de oro blanco con fina cadena y un zafiro colgando cortado con forma de diamante.
- Spoiler:
Suna en un comienzo no creía que el hombre lo trabajara, pero no importaba.El precio fue una sorpresa para la pelirroja, sin embargo lo adquirió en una cajita roja forrada por el interior, una cinta amarrada de forma elegante alrededor y sería, simple pero llamativo.Agradeció al anciano y volteó camino nuevamente hacia el mercado, por la hora ya estaba mucho más vacío que antes y estaba a tiempo para regresar y entregar el pedido. Tsamu estaba apresurado y al ver a Suna se acercó con apuro preguntándole por el obsequio, Suna le entregó la cajita y este la entreabrió, sorprendiéndose por semejante. Estaba muy agradecido y lo dejaba de decirle a Suna aquello, conforme sin duda por lo que la misión estaba completa al parecer, la entrega del regalo hacia la prometida de Tsamu no era ya su responsabilidad, pero se sentía tranquila y regreso hacia la oficina para reportar el éxito de la misión.