El día de hoy era un día inspirador, un día en el cual estaba mas que dispuesto a darlo todo y mas aun si era disponible, pues estaba claro que si quería cumplir su sueño y honrar no solo a su tío sino a su familia y clan, al llevar consigo el nombre de Lobo Oscuro, debía entrenar y hacerse mas fuerte. Por ello siendo consciente de eso y sin misiones pendientes por el momento se dispuso a dedicarse a ello, a hacerse más fuerte y aprender nuevas técnicas que le pudieran ser útiles en combate y sabía perfectamente cual era la que mas utilidad tendría en sus manos en este mismo momento.

Desde niño siempre acudía a ver los combates ninjas para ascender de rango y categoría, pudiendo vislumbrar técnicas muy sorprendentes y no solo de su villa sino de muchas otras, pero claramente algunas por mucho que le gustaran era incapaz de lograrlas, pues no estaban en sus capacidades genéticas eso, pero a cambio si tenia otras la manipulación de los huesos, un poder muy temido útil y que le hacia un ninja siempre armado gustara o no a sus rivales. Aun así había una habilidad muy común entre los ninjas que era algo similar a un sprint, pero a ultra velocidad al menos eso parecía en su infancia aunque ahora era mas apto a seguir dicho movimiento, pero aun le costaba bastante. Por todo ello él quería emular a esas personas que tanto le habían fascinado desde su más tierna infancia.

Con el objetivo de lograrlo fue capaz de tomar prestado un pergamino de uso común que llevaba inscrito el nombre de la fantástica técnica que aprendería “Shunshin no Jutsu”, una habilidad con la que esperaba sorprender a sus enemigos y una mayor agilidad para el combate ya sea aguantar en el o huir del mismo según lo requiera la situación. Lleno de la esperanza de aprender eso rápidamente, aunque lejos estaba de ser muy rápido, extendió el pergamino en un claro del bosque de su villa y clavándolo en un árbol, comenzó a emular los movimientos de las imágenes que ahí veía a la vez que hacia paso por paso los movimientos como indicaba el texto, en lo que se refería a la fluidez del chakra. Con todo ello quedaba claro que el joven debía emular no de forma similar a la joven, sino que debía ser exactamente como explicaba el documento y con ello necesitaba ser perfecto, pues no había opción para el error bajo ningún concepto.

Las horas pasaron, pero su tozudez era muy grande y pese a ponerse el Sol, volvió a su casa para cenar, pero no volvía decaído por haber fracasado en su entrenamiento sino alegre y contento por haber salido exitoso de lo que para él era una técnica difícil de aprender. Aun así sabia a ciencia cierta que esa solo era la primera de muchas técnicas que debería entrenar y aprender, pero que lo haría sin dudar un solo segundo. Aun así estaba ansioso por volver mañana a devolver el pergamino de esta nueva técnica y ponerse a pensar que era lo siguiente que querría aprender.

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