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La existencia no es sólo existencia [Entrenamiento] Dom Nov 04, 2012 4:36 pm
Gabrel
Genin
Mensajes : 30El reciente Gennin de Sunagakure no sato, conocido como Gabrel, recién se estaba adentrado en el mundo de los Shinobi, pero cada vez comprendía más el sistema de éstos y la superioridad sobre los simples y ordinarios humanos. Pensaba que ahora que ya no era considerado un simple ciudadano, tendría una oportunidad de superarse y lograr su objetivo: superar a su maldición, pero no dejar de ser sí mismo, comenzando con su existencia como un Shinobi, como un ser humano viviente y, no, alguien que se aislaba de la humanidad por el miedo de hacer daño. Pero para eso debía entrenarse a sí mismo, convertirse en un Shinobi en todo sentido, escalar el sistema, hacerse alguien… ganarse su existencia y controlarla; controlar su maldición era primordial y, para lograrlo, debería superar el nivel básico de un Gennin promedio.
Sus conocimientos del Ninju eran varios y sabía que había varias formas de superación, aunque sólo creía estar limitado a una: el agua. El Suiton era uno de los elementos básicos del Ninjutsu y cada Shinobi tenía tendencia a uno de ellos. Existían cuatro más de ellos además del Suiton: Katon, Doton, Raiton y Fuuton. Gabrel había analizado cada posibilidad, pero su maldición lo direccionaba al Suiton, no existía razón para lo contrario. Aunque, al asumir todo ello se dio cuenta de que su entrenamiento tenía que comenzar con urgencia y en un lugar donde tuviera la capacidad de encontrar agua, liberando a su maldición, para lograr controlarla.
Se encontraba ante las puertas de Sunagakure, con una cantimplora vacía colgando del costado y sobre sus hombros tenía la capa con la que solía viajar. Luego de mostrar los papeles para el permiso de salida temporal de la aldea, simplemente salió y cubriendo su rostro con la capucha de su capa, Gabrel se fue en búsqueda de aquel lugar que lo llamaba.
Tras tres largas horas de caminata serena y sin pausa, Gabrel atravesó el desierto encontrando el oasis que buscaba, el gran Oasis Kaze, reconocido por su agua pura y revitalizante, a una distancia de millares de kilómetros de otra fuente de agua potable y el lugar donde Gabrel descubriría su actual límite.
Adentrándose entre los distintos árboles que sobresalían entre la vegetación, que nacía del agua del oasis, pronto encontró una especie de claro, con un montículo de césped frente al Oasis y sus alrededores. Lentamente, se dirigió a esa zona y, cuando llegó, se dejó caer con simpleza sobre el lugar, sentándose mientras cruzaba las piernas y acomodaba sus manos en un sello. Ya lo había logrado una vez, controlar el flujo de su chakra a voluntad, le había sido muy costoso y había perdido el conocimiento varias veces, pero esta vez podría lograrlo. Se concentró en el agua y lentamente fue cerrando los ojos mientras mantenía la imagen del agua en calma, tranquila y suave, con un movimiento constante, pero susceptible y estimulante, comprensiblemente a esto, sintió la llama de su interior encenderse y sus puntos de chakra se sensibilizaron, permitiéndole sentir el flujo constante y la presión que formaba éste en su sistema de chakra. Ya había perfeccionado su concentración y su movimiento, provocando que el chakra se desequilibrara, potenciando su concentración en un punto específico, sean articulaciones o algún órgano. Gabrel sabía que, a pesar de ser un simple Gennin, esto lo ayudaría a equilibrar su capacidad como Shinobi a un nivel superior, pero para eso tenía que transformar esa naturaleza… ese chakra.
“Manipulación de la forma y transformación de la naturaleza…”, pensaba para sí mientras releía mentalmente lo básico del Ninjutsu. La manipulación de la forma permitía al Shinobi usar su chakra adaptando la forma que adquiría, su movimiento y su complejidad, es decir, la cantidad de chakra aplicada; pero, por otro lado, la transformación de la naturaleza implicaba cambiar la “naturaleza” del chakra del usuario tomando en cuenta su elemento nato, de esta manera el chakra tomaría las características físicas del elemento básico del Shinobi que lo intentará.
Gabrel no sabía cómo manipular ni la forma, ni la naturaleza de su chakra, por lo tanto significaba un gran acertijo cómo hacer esto. Él no era como cualquier Shinobi, a pesar de que los Shinobis no eran similares entre sí tampoco, sin embargo, sabía que entre tantos diversos métodos de aprendizaje, encontraría uno… pero no podría tomar ninguno de ellos, ya que estaba en un lugar desierto y su única oportunidad era iniciarse a él mismo en el método que formulase creyendo que fuere correcto.
“El chakra es constante, como el agua; sin embargo, el agua cambia constantemente de estados y tiene alteraciones en su estructura física… la presión, la forma y la localización afectan al agua… el chakra también tiene estas incongruencias, aunque… tal vez de esta manera.”
Abrió sus ojos levemente y, sin altercarse en nada, recogió con sus manos una gran cantidad de agua, que se filtró rápidamente entre sus dedos la gran mayoría, logrando mantener un poco entre ellos gracias a la cuenca elaborada por la forma en que colocó sus articulaciones. Al poseer la obvia naturaleza Suiton, Gabrel sería capaz de cambiar las propiedades físicas del agua tras la aplicación de chakra luego de la debida práctica.
Sus conocimientos del Ninju eran varios y sabía que había varias formas de superación, aunque sólo creía estar limitado a una: el agua. El Suiton era uno de los elementos básicos del Ninjutsu y cada Shinobi tenía tendencia a uno de ellos. Existían cuatro más de ellos además del Suiton: Katon, Doton, Raiton y Fuuton. Gabrel había analizado cada posibilidad, pero su maldición lo direccionaba al Suiton, no existía razón para lo contrario. Aunque, al asumir todo ello se dio cuenta de que su entrenamiento tenía que comenzar con urgencia y en un lugar donde tuviera la capacidad de encontrar agua, liberando a su maldición, para lograr controlarla.
Se encontraba ante las puertas de Sunagakure, con una cantimplora vacía colgando del costado y sobre sus hombros tenía la capa con la que solía viajar. Luego de mostrar los papeles para el permiso de salida temporal de la aldea, simplemente salió y cubriendo su rostro con la capucha de su capa, Gabrel se fue en búsqueda de aquel lugar que lo llamaba.
Tras tres largas horas de caminata serena y sin pausa, Gabrel atravesó el desierto encontrando el oasis que buscaba, el gran Oasis Kaze, reconocido por su agua pura y revitalizante, a una distancia de millares de kilómetros de otra fuente de agua potable y el lugar donde Gabrel descubriría su actual límite.
Adentrándose entre los distintos árboles que sobresalían entre la vegetación, que nacía del agua del oasis, pronto encontró una especie de claro, con un montículo de césped frente al Oasis y sus alrededores. Lentamente, se dirigió a esa zona y, cuando llegó, se dejó caer con simpleza sobre el lugar, sentándose mientras cruzaba las piernas y acomodaba sus manos en un sello. Ya lo había logrado una vez, controlar el flujo de su chakra a voluntad, le había sido muy costoso y había perdido el conocimiento varias veces, pero esta vez podría lograrlo. Se concentró en el agua y lentamente fue cerrando los ojos mientras mantenía la imagen del agua en calma, tranquila y suave, con un movimiento constante, pero susceptible y estimulante, comprensiblemente a esto, sintió la llama de su interior encenderse y sus puntos de chakra se sensibilizaron, permitiéndole sentir el flujo constante y la presión que formaba éste en su sistema de chakra. Ya había perfeccionado su concentración y su movimiento, provocando que el chakra se desequilibrara, potenciando su concentración en un punto específico, sean articulaciones o algún órgano. Gabrel sabía que, a pesar de ser un simple Gennin, esto lo ayudaría a equilibrar su capacidad como Shinobi a un nivel superior, pero para eso tenía que transformar esa naturaleza… ese chakra.
“Manipulación de la forma y transformación de la naturaleza…”, pensaba para sí mientras releía mentalmente lo básico del Ninjutsu. La manipulación de la forma permitía al Shinobi usar su chakra adaptando la forma que adquiría, su movimiento y su complejidad, es decir, la cantidad de chakra aplicada; pero, por otro lado, la transformación de la naturaleza implicaba cambiar la “naturaleza” del chakra del usuario tomando en cuenta su elemento nato, de esta manera el chakra tomaría las características físicas del elemento básico del Shinobi que lo intentará.
Gabrel no sabía cómo manipular ni la forma, ni la naturaleza de su chakra, por lo tanto significaba un gran acertijo cómo hacer esto. Él no era como cualquier Shinobi, a pesar de que los Shinobis no eran similares entre sí tampoco, sin embargo, sabía que entre tantos diversos métodos de aprendizaje, encontraría uno… pero no podría tomar ninguno de ellos, ya que estaba en un lugar desierto y su única oportunidad era iniciarse a él mismo en el método que formulase creyendo que fuere correcto.
“El chakra es constante, como el agua; sin embargo, el agua cambia constantemente de estados y tiene alteraciones en su estructura física… la presión, la forma y la localización afectan al agua… el chakra también tiene estas incongruencias, aunque… tal vez de esta manera.”
Abrió sus ojos levemente y, sin altercarse en nada, recogió con sus manos una gran cantidad de agua, que se filtró rápidamente entre sus dedos la gran mayoría, logrando mantener un poco entre ellos gracias a la cuenca elaborada por la forma en que colocó sus articulaciones. Al poseer la obvia naturaleza Suiton, Gabrel sería capaz de cambiar las propiedades físicas del agua tras la aplicación de chakra luego de la debida práctica.