1 Entrenando artes prohibidas Lun Jul 30, 2012 9:16 am
Iraashyy Shidô
Jounin Élite
Las artes más temidas por la mayoría de las shinobis eran casi siempre las artes prohibidas, o Kinjutsus, su nombre real. Eso sería mi entrenamiento de hoy: dominar estas poderosas pero riesgosas técnicas. De entre todas las cosas que se encontraban en mi biblioteca privada, muchas correspondían a técnicas olvidadas o peligrosas, por lo que se comenzaron a considerar prohibidas.
Cuando conté de mis planes para salir solo de la aldea, sin guardia, estos se miraron entre ellos, como diciendo "¿Qué intentarás hacer?", poco me importaba lo que pensaran de las técnicas que tendría o no... pero bueno, a trabajar.
Llegué hasta la base de una montaña, a las afueras de la aldea. En el suelo desplegué varios pergaminos, algunos casi ininteligibles, algunos otros se podían leer bien, así que comencé a escudriñar dentro de los papeles. Había mucho para aprender, y me quedé ahí leyendo y comprendiendo los textos que tenía delante, hasta que me cansé un poco y me recosté, a terminar de analizar y comprender los últimos conocimientos adquiridos. Ni bien apoyé la cabeza en el suelo para descansar un rato, me quedé dormido al instante, como para no, hacía ya dos noches que no dormía mucho, el trabajo de Kage era aterradoramente abrumador, pero bueno, uno debe ganarse la vida, ¿verdad?
Tuve un sueña raro, no era Kage, sino un ermitaño que se paseaba de aldea en aldea buscando comida, o dinero, daba clases particulares a los niños que estaban en la academia, además de entrenar a algunos chicos un poco más grandes, y de ahí sacaba algo para comer. El más grande de los alumnos que tenía en esa aldea, no recordaba haberla visitado despierto, me preguntó si conocía alguna técnica restringida, le dije que sí, aunque tampoco estaba seguro de conocerla despierto, y me hizo hacer que se la enseñe.
-Bueno.- Dije al rato. -Pero tendrás que estar callado y luego hacer todo lo que yo te diga.
El chico asintió con la cabeza y se sentó en la tierra. Yo hice unos cuantos sellos a velocidad normal, para que el chico los aprecie bien, y luego me morí ambos pulgares, hasta que sangraran, y luego los posé en el suelo y de repente, una enorme puerta salió del suelo. El chico cayó del asombro, se lo veía en el rostro.
-Ésta chico...- Comencé -Es la puerta Rashomon, te servirá para defenderte de grandes ataques.
Cuando el chico estaba por hablar, me desperté de golpe, e intenté recordar todo el sueño, y me dí cuenta de que el chico era yo, lo supe por la cara, pero cuando era más pequeño, hace unos 5 o 6 años atrás. Me incorporé con sudor en la frente, no estaba seguro de lo que había visto en mi sueño, ¿acaso sería posible que aquel viejo haya sido algún ancestro mío? Puede ser, puede ser... pero.. ¿Habrá sido alguien importante? Porque si estaba vestido como vagabundo y tenía que entrenar gente para sacar algo de dinero, no lo creo... muchas cosas son las que pasan ahora por mi cabeza...
Cuando conté de mis planes para salir solo de la aldea, sin guardia, estos se miraron entre ellos, como diciendo "¿Qué intentarás hacer?", poco me importaba lo que pensaran de las técnicas que tendría o no... pero bueno, a trabajar.
Llegué hasta la base de una montaña, a las afueras de la aldea. En el suelo desplegué varios pergaminos, algunos casi ininteligibles, algunos otros se podían leer bien, así que comencé a escudriñar dentro de los papeles. Había mucho para aprender, y me quedé ahí leyendo y comprendiendo los textos que tenía delante, hasta que me cansé un poco y me recosté, a terminar de analizar y comprender los últimos conocimientos adquiridos. Ni bien apoyé la cabeza en el suelo para descansar un rato, me quedé dormido al instante, como para no, hacía ya dos noches que no dormía mucho, el trabajo de Kage era aterradoramente abrumador, pero bueno, uno debe ganarse la vida, ¿verdad?
Tuve un sueña raro, no era Kage, sino un ermitaño que se paseaba de aldea en aldea buscando comida, o dinero, daba clases particulares a los niños que estaban en la academia, además de entrenar a algunos chicos un poco más grandes, y de ahí sacaba algo para comer. El más grande de los alumnos que tenía en esa aldea, no recordaba haberla visitado despierto, me preguntó si conocía alguna técnica restringida, le dije que sí, aunque tampoco estaba seguro de conocerla despierto, y me hizo hacer que se la enseñe.
-Bueno.- Dije al rato. -Pero tendrás que estar callado y luego hacer todo lo que yo te diga.
El chico asintió con la cabeza y se sentó en la tierra. Yo hice unos cuantos sellos a velocidad normal, para que el chico los aprecie bien, y luego me morí ambos pulgares, hasta que sangraran, y luego los posé en el suelo y de repente, una enorme puerta salió del suelo. El chico cayó del asombro, se lo veía en el rostro.
-Ésta chico...- Comencé -Es la puerta Rashomon, te servirá para defenderte de grandes ataques.
Cuando el chico estaba por hablar, me desperté de golpe, e intenté recordar todo el sueño, y me dí cuenta de que el chico era yo, lo supe por la cara, pero cuando era más pequeño, hace unos 5 o 6 años atrás. Me incorporé con sudor en la frente, no estaba seguro de lo que había visto en mi sueño, ¿acaso sería posible que aquel viejo haya sido algún ancestro mío? Puede ser, puede ser... pero.. ¿Habrá sido alguien importante? Porque si estaba vestido como vagabundo y tenía que entrenar gente para sacar algo de dinero, no lo creo... muchas cosas son las que pasan ahora por mi cabeza...