Era un día acorde a la situación, nublado, casi tapando la luz pálida del sol, una situación que inspiraba a todo menos a una alianza amistosa, era algo curioso. Para no crear desconfianza quien iría sería el mismo Ahn que un mes atrás irrumpió en el despacho de Hokage-Nim, descendiendo así por la azotea. Su transporte a Konoha resultó muy útil, pues en nada estuvo en el punto acordado, era increíble como podía ser tal cosa. Viajó hasta arriba de la estatua para estar a la vista de su acompañante de la mañana, encima de la estatua del ''malo'', solo por casualidad, mientras se cruzaba de piernas sentado en su frente y revisando sus jutsus, ese papel era su propio papel, nunca se era bastante precabido, se ahorró el último jutsu de Otogakure ¿La razón? La canción que debía ser entonada en ese jutsu era la reliquia del País de los Campos de Arroz, de la Aldea Oculta en el Sonido y de los propios ninjas de Otogakure, no podía permitirle tenerlo si no era proviniente de allá, por lo que rechazaría igualmente el último jutsu del pergamino contrario. Sentado, esperando a su futuro aliado, se quedó pensativo con aquel pergamino en la mano, sacando un simple papel y haciendo papiroflexia, con tal de dejar pasar el rato, mientras se esperaba el momento, realizando un pequeño tigre de papel que se movía por la cabeza de piedra, como uno de verdad, aunque fuera controlado como una marioneta propia del Otokage.

El Otokage, una vez lanzó su propio pergamino se le fue entregado el contrario, confesando que al igual que él, Hokage-Nim eliminó un jutsu con el mismo fin, era justo. Una vez alcanzó el rollo lo inspeccionó rápidamente sonriendo como él solo sabía hacerlo y accediendo después a pensar que aquellos jutsus.... No valían demasiado la pena, pero bueno, nunca viene mal aumentar la gamma, miró al hokage nuevamente escondiendo en un montón de papeles el rollo de Konohagakure mientras que le cedió su mano amablemente asintiendo.-Está todo correcto, Hokage-Nim, espero que nos volvamos a ver pronto... Y tranquilo, cualquier suceso le será comunicado con la mayor brevedad, un placer...- Luego solo accedió a bajar de la estatua de un salto, tocar la raíz que ahora comunicaba ambas aldeas, hecha por él mismo, y largarse a una increíble velocidad hacia Otogakure, quedando solo un pájaro blanco que viajaría al lugar.

No hace falta que postes Naru.