1 Entrenamiento // Examen [Gabrel] Sáb Sep 08, 2012 10:38 am
Gabrel
Genin
Entrenamiento de Gabrel
El desierto estaba en completa calma, la arena era blanda y bajo los pies de Gabrel daba un profundo alivio a la caminata realizada. No se sentía cansado, simplemente mal acostumbrado. Llevaba un pequeño bolso colgado del brazo y una capa con capucha le cubría el cuerpo. El panorama nunca cambiaba, era un océano de arena, el sol estaba oculto tras unas nubes grises que avecinaban una tormenta, pero eso no lo molestaría, esa tormenta no llegaría a él.
Su mente era puro pensamiento, “¿por qué nunca se sentía cansado físicamente? ¿Acaso su maldición era la razón? ¿Acaso sus músculos nunca se le deterioraban?”. Pero él era lento, demasiado lento, más en relación a su mente. Podía correr rápido, era verdad, era ágil, pero si pensaba en una acción, para cuando la realizaba ya se le habían ocurrido, al menos, veinte variantes a su continuidad. No lo soportaba, su cuerpo era muy lento o su cabeza muy rápida. Tampoco sabía qué lo motivaba a eso, ¿acaso tanta lectura lo había cautivado? Era probable que sí, su mente divagaba e imaginaba con intensidad, no estaba seguro si incluso podía hablar, siempre pensaba y nunca abría la boca. Ahora que lo pensaba, si sentía cansancio, no físico, mental. La fatiga era algo común en él y ya podía distinguir entre los dolores en su ojo derecho y los dolores de cabeza, los cuales lo atormentaban diariamente.
Ahora sufría, su cabeza pensaba a una velocidad impresionante y el dolor aumentaba con el paso del tiempo. Él no le prestaba atención, podía soportar el dolor, eso no era nada comparado a su ojo derecho, eso sí era dolor. Eso sí era algo para temer.
Él era Gabrel, al menos en parte, no era un ninja, ¿por qué deseaba serlo? Lo primero que le llegó a la cabeza fue la definición de Ninja de un viejo libro: “Los ninjas, también conocidos como Shinobis, son humanos con habilidades espirituales que se distinguen del resto; con su control del chakra, ellos son la justicia, la protección y el medio que garantiza la paz del mundo […]”. Sabía que por mucha razón que tuviera, el autor de ese libro se equivocaba, no sólo eran paz, también eran guerra. También eran asesinos, ladrones, rompían la paz con sus conflictos diarios. Sus poderes eran destructivos, sus metas eran sobre humanas. ¿Dónde estaba la seguridad con ellos? Pero luego pensaba en sí mismo… ellos controlaban el chakra, él… ¿qué hacía además de destruir? Existir, no… ése era un término al que todavía no tenía derecho. Debía controlar el chakra de su cuerpo, sabía que estaba allí, su maldición era prueba de ello.
De todas formas, ¿era seguro que él poseía ese “chakra”? No estaba completamente seguro, pero si era cierto, le inspiraba una gran esperanza de que podría llegar a controlar su maldición con él, quizás fuera eso, un desequilibrio en el chakra…