Amiko Yuki, nacida en la primavera del 802, más específicamente el 12 de Mayo. Aquel año fue el año de mayores alegrías para su familia, la nueva llegada prometía prosperidad para la familia, aunque algo quitó esa esperanza de los padres, y eso fue cuando la pequeña Ami tenía 9 años.

Era un día tan hermoso, nadie pensaría que llovería aquella noche. La pequeña Amiko estaba practicando una técnica que su madre le había enseñado, era simple para ella ver como su pequeña crecía de a poco para convertirse en la mejor ninja de todas. Aunque una lágrima se le escapó y no precisamente por su pequeña hija. Dio la vuelta al escuchar un pequeño ruido que la aturdió. Era quizás un animal, quizás su esposo, o quizás tan solo su imaginación.

Estaba ya anocheciendo y una neblina cubrió aquel lugar, una neblina que se cubrió de sangre y desvelos pasionales cuando la pequeña niña entró a su casa, era tan tranquila, tan pacífica que parecería que alguien había fallecido ahí. Su mirada temblorosa y escalofriante se dirigió a la escena, su madre yacía sentada en la silla mirando hacia abajo; Ami se asustó un poco, mientras se acercaba pronunciando aquel nombre de su madre que hoy es difícil de recordar, tan difícil como cuando las emociones de Amiko colapsaron al ver el cuerpo de su madre ensangrentado y totalmente sin aire.

Así fue que volvió su padre tras 2 días, su misión había terminado por fin y quería llegar para acostarse y dormir, aunque algo andaba mal. Revisó la cocina, nadie se encontraba, revisó el baño y tampoco. Inspeccionó toda su casa menos la habitación de su pequeña hija, algo le impedía molestar el posible sueño de su pequeña, aunque de a poco eso se desvaneció y sin más abrió aquella puerta de madera pintada de blanco, con signos de maltrato que aquel hombre no recordaba ver.

Lo siguiente es difícil de relatar, tal vez allí el shock emocional del padre hizo que hasta su muerte mirara de otra forma a la niña causante de un parricidio disfrazado de suicidio. Poco recordado por todos, pero muy pensado por la pequeña niña inocente, manchada de la sangre de sus progenitores.