1 Entrenando Creadas [Luka] Dom Ago 12, 2012 3:03 pm
Luka
Jounin
Inclinado, con ambas rodillas tocando el suelo y las manos juntas; sus codos... apoyados sobre una roca. El menor de los Crosszeria estaba rezando, y es que era algo que últimamente hacia con frecuencia. Entre sus plegarias siempre estaba su hermano en primera medida, luego el y por último el resto de la humanidad. Desde luego, las oraciones de un hombre como Luka Crosszeria eran simplemente poco convencionales. Si es que rezaba por su hermano o por el mismo, lo hacia con el propósito de pedir a su Dios, el Reibi, la fuerza suficiente para ejecutar las misiones encomendadas por el mismo, su Dios, y el poder para asesinar a quienes se interpusieran en su camino. También, en caso de hacer esto ultimo, rezar por el bienestar de las almas asesinadas que según el, estarían en un mejor lugar y habrían sido asesinadas por el bien de la humanidad. Desde luego, en su labor... debía morir gente inocente; de hecho todos lo eran, incluso el y su hermano. El propósito del Reibi había sido encomendado a los hermanos Crosszeria y harían lo que estuviera dentro de sus límites para lograrlo. Y es que la religiosidad que había tomado últimamente el menor de los hermanos Crosszeria había sido tal, que realizaba aquello, el rezo, todos los días sin importar horario o duración de su ritual. Ostentaba una técnica que cosistia ne la unión de dolor fisico con su victima con solo el hecho de beber un poco de sangre de ella. Asi, el dolor causado a el mimo seria sentido por la victima y viceversa, razon por la cual la habilidad de inmortalidad era bastante util.
Regresando al motivo por el cual Luka rezaba en esta oportunidad, es por que se le había otorgado una habilidad única y que nunca antes se había visto. Hace poco tiempo, su hermano Luze y portador humano del Reibi mismo, había dado a su hermano menor, Luka, la capacidad de no morir. Así es, ahora el Crosszeria era físicamente inmortal; aunque claro, con algunas limitaciones casi obvias. En las manos de Luka lo acompañaba desde que empezó su rezo, hace algunas horas, un kunai con algunas características especiales. Era un kunai viejo... incluso su forma era diferente y se notaba a simple vista que databa de hace aproximadamente 100 años. Y es que así era, puesto que perteneció en su momento al padre de los hermanos Crosszeria, y curiosamente era el mismo con el que en una ocasión su padre penetro sin arrepentimiento póstumo en el vientre de su esposa, madre también de los Crosszeria. Aquel kunai tenia un valor sentimental para Luka bastante grande, puesto que siempre que lo observaba retumbaba en su mente la voz de su padre... o la risa mejor, que se escucho a l ahora de penetrar con el kunai a su esposa. En silencio, Luka se levanto de su “altar” sacudiendo en el proceso sus rodillas para quitarse el polvo que pudo ocasionar el que se arrodillara por tanto tiempo. Levanto su cabeza para ver al techo mientras tomaba aire para luego exhalarlo por la boca y prepararse para decir una sola frase. Que mi sangre corra en nombre del Reibi, y que sea cumplida su voluntad en la tierra... como también se hace en el infierno. Cuan oración seria tal, que al terminar y sin que le temblara uno solo de sus músculos... llevo con fuerza el kunai en su mano y lo cavo en su propio cuello; llegando a clavarlo completamente. Ajkg, sus rodillas tocaron de nuevo el suelo y el dolo recorría ahora cada fibra de su cuerpo. La sangre no tardo en aparecer, ensuciando primero la ropa del Crosszeria y pasando luego a hacer lo mismo con el suelo del lugar. Casi como si no le quedaran mas fuerzas, Luka saco el kunai de su cuello y lo dejo caer en el suelo. Su respiración agitada se fue calmando a medida que iban pasando los segundos. Cualquiera pensaría que ahora era el final del joven Crosszeria, pero se equivoca cualquiera que lo piense; seguido a eso, Luka se levanto de nuevo y volvió a sacudir sus rodillas. Era inmortal… no podía morir de una forma como esa; el menor de los Crosszeria había adquirido gracias al Reibi, una habilidad única, no podía morir sin antes cumplir las ordenes de su deidad.
Regresando al motivo por el cual Luka rezaba en esta oportunidad, es por que se le había otorgado una habilidad única y que nunca antes se había visto. Hace poco tiempo, su hermano Luze y portador humano del Reibi mismo, había dado a su hermano menor, Luka, la capacidad de no morir. Así es, ahora el Crosszeria era físicamente inmortal; aunque claro, con algunas limitaciones casi obvias. En las manos de Luka lo acompañaba desde que empezó su rezo, hace algunas horas, un kunai con algunas características especiales. Era un kunai viejo... incluso su forma era diferente y se notaba a simple vista que databa de hace aproximadamente 100 años. Y es que así era, puesto que perteneció en su momento al padre de los hermanos Crosszeria, y curiosamente era el mismo con el que en una ocasión su padre penetro sin arrepentimiento póstumo en el vientre de su esposa, madre también de los Crosszeria. Aquel kunai tenia un valor sentimental para Luka bastante grande, puesto que siempre que lo observaba retumbaba en su mente la voz de su padre... o la risa mejor, que se escucho a l ahora de penetrar con el kunai a su esposa. En silencio, Luka se levanto de su “altar” sacudiendo en el proceso sus rodillas para quitarse el polvo que pudo ocasionar el que se arrodillara por tanto tiempo. Levanto su cabeza para ver al techo mientras tomaba aire para luego exhalarlo por la boca y prepararse para decir una sola frase. Que mi sangre corra en nombre del Reibi, y que sea cumplida su voluntad en la tierra... como también se hace en el infierno. Cuan oración seria tal, que al terminar y sin que le temblara uno solo de sus músculos... llevo con fuerza el kunai en su mano y lo cavo en su propio cuello; llegando a clavarlo completamente. Ajkg, sus rodillas tocaron de nuevo el suelo y el dolo recorría ahora cada fibra de su cuerpo. La sangre no tardo en aparecer, ensuciando primero la ropa del Crosszeria y pasando luego a hacer lo mismo con el suelo del lugar. Casi como si no le quedaran mas fuerzas, Luka saco el kunai de su cuello y lo dejo caer en el suelo. Su respiración agitada se fue calmando a medida que iban pasando los segundos. Cualquiera pensaría que ahora era el final del joven Crosszeria, pero se equivoca cualquiera que lo piense; seguido a eso, Luka se levanto de nuevo y volvió a sacudir sus rodillas. Era inmortal… no podía morir de una forma como esa; el menor de los Crosszeria había adquirido gracias al Reibi, una habilidad única, no podía morir sin antes cumplir las ordenes de su deidad.