Me encogí de hombros ante la negación por parte del muchacho, dándole a entender que no pasaba nada, pero que desconfiaba sobre el hecho de que lo sucediera nada, deje de insistirle sobre ello y proseguimos con el pequeño recorrido, al pasar por el parque, me detuve unos momentos y me senté en una de las mecedoras – Esto es lo que más amo del lugar – Reí, mientras me giraba, como desee en ese momento para estar sola y a fin de cuentas, acomodarse y dormir un poco en ellas, la noche que se avecinaba poco a poco y los días nublados era los perfectos, para relajar hasta el alma, suspire y me incorpore nuevamente, mirándole sin borrar la sonrisa – Prosigamos – Carga a Lay y la coloque sobre mi cabeza, el caminar era lento pero constante, ambos nos movíamos cerca del otro, pero sin llegar al extremo de rozar nuestras manos a lo meloso, reí ante esa idea antes de que su voz le hiciera volver a la realidad - ¿Las termas? – Lo medite por unos momentos, creo que solo eran mixtas en aquel lugar, duda que fue corroborada cuando nos acercamos y en el cartel, mantenía escrita la palabra, en letras diminutas – Vaya bola de tramposos –Susurre por lo bajo mientras me adentraba al lugar, el hablo, yo me fui por un lado, el cual daba con los cambiadores para damas, me tome mi tiempo, jamás me apuraba en nada.
En el pequeño cuarto se podían observar minis guardadores, donde había una canasta por cuadrado, en este un cartelito y allí se colocaba el nombre, comencé a quitarme la ropa lentamente, a medida que paseaba de aquí para allá semi desnuda, en busca de algunas cosas, como el balde de madera con los productos en él, o la mesilla que se solía usar para colocar bebidas sobre este. Finalmente, mientras que una simple toalla rodeaba mi cuerpo, desde el busto hacia abajo, mis manos se encargaban de soltar las coletas que sujetaban el cabello, estos tocaban prácticamente el piso, quedando recargados sobre el mismo, por decirlo de alguna forma, ya que las coletas ayudaban a que llegaran a la altura de los tobillos. Junte ambos extremos y comencé a rodearlo, en una especie de “rodete” el cual, sujete con otra pequeña toalla, al menos esa era la idea pero…creo que le vendría bien, descansar de las ataduras, así que simplemente lo volví a dejar caer libremente, cubriendo completamente mi espalda – Vamos Lay – Le llame, la pequeña neko camino a mi lado, con un paño sobre sus orejitas, estaba lista para las termas, cuando Sali, me di cuenta de que Dai aún no había llegado, pero al pasar el tiempo, supuse que en realidad, las termas eran según el sexo, ósea, estaban separadas, suspire aliviada ante eso, estaba a punto de quitar el nudo de la tela que m cubría cuando su voz, volvió a llamarme, mi rostro paso por todos los colores existentes, por lo que baje la cabeza ante el anuncio de que terminaría desnudo en las termas. Ya no se le hacía tan buena la idea de estar en ese lugar.
Mi rostro se volvió más rojo aún, si es que eso era realmente posible, momentos como esos, es cuando agradecía el flequillo que caía libremente en mi rostro, por lo que, cubría un poco el sonrojo al bajar la cabeza, me acerque a paso lento hasta las termas, adentrándome poco a poco a este, deje la toalla en mi cuerpo, no podía desnudarme con él, mi cabello fue lo último en entrar a las aguas, cual niña pequeña, coloque las palmas de las manos sobre la superficie del agua y jugaba con ella, pero en ningún momento miraba hacia él.